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Foto del escritorCarolina Capmany

El sentido de una vida sin sentido


Desde el momento que estamos en este plano se nos “educa” para ser “alguien” en la vida y esa orientación inicial nos es dada desde el entorno más cercano. Respaldados con la frase “queremos lo mejor para ti” los hijos reciben información de sus progenitores con el propósito de brindarle “lo mejor”, según sus ojos. En esa orientación hay filtrados los deseos de los padres, sus frustraciones. ¿Qué es “lo mejor”?.

Cuando llegamos a la etapa de concluir los estudios secundarios, ya se te exige que “elijas” a qué quieres dedicarte en la vida, como si se tratara de leer un menú y elegir un plato en un restaurante. Además considerando la corta edad y consecuente poca experiencia para definir “tu destino”. Las reacciones suelen ser por lo general de dos clases: se toma la “orientación” familiar o se elige lo opuesto a la orientación familiar. Ya sea por sumisión o por omisión son dos polos de lo mismo ya que responde al mismo foco, en función a lo dado. Desde el punto de vista astrológico, sería la primera manifestación de la energía uraniana en la persona, si se encarna activamente da el perfil del revolucionario, y son esos adolescentes rebeldes e imposibles. Por otro lado, si se reprime esa energía uraniana en cada uno, se actuará el polo sumiso y se cumplirá al pie de la letra lo sugerido.

Detrás de todos esos posibles escenarios está la necesidad de encontrar una razón de ser, una razón de existir a tu vida. Preguntas del estilo, ¿para qué estás aquí? sostienen parte de esa búsqueda implacable de un sentido a tu vida. El tema es que aquí hay factores que en general pasamos por alto y es justamente, que jamás se interroga bajo qué criterios se esboza ese sentido, ese precipitado de decisiones que lleva a que “decidas” por tal camino u otro. El sentido que quieres encontrar a tu vida, ¿para satisfacer qué?. Y aquí está el punto crucial y desolador. Y la información que servirá de orientación respecto de lo que tienes que atravesar, la obtendrás de tu entorno, de los escenarios que atraes a tu vida y de la clase de personas que atraes a tu vida. Ese será el primer paso en ese descubrir el propio sendero.

El paso siguiente de encontrarle un sentido a lo que resulta no tener sentido es que ese sinsentido está asociado a lo dado, a lo heredado, a lo que te han dicho que había que hacer o ser en la vida, independientemente de que sea lo que hayas elegido realmente. ¿Y para qué hacer eso?. Para trascender el personaje que armaste con lo que te dijeron que eras y ahora sí elegir qué quieres crear en tu vida, una responsabilidad inmensa que no todos se atreven a tomar.

"Había una joven que sentía pasión por la danza y practicaba sin cesar, soñando con que un día se convertiría en una gran profesional. Cada día anhelaba tener la oportunidad de mostrar su habilidad ante alguien que pudiera cambiar su destino.

Un día se enteró de que el joven director del prestigioso ballet de un país de larga tradición en este arte se encontraba en su ciudad, en busca de nuevos talentos. La joven se apuntó con enorme ilusión y, llena de entusiasmo, dio varios pasos de baile en su presencia. Cuando terminó, le preguntó al director del ballet:

- ¿Qué le ha parecido? ¿Cree que tengo talento para convertirme en una estrella de la danza?

El director la miró a los ojos y le dijo:

- Lo siento, tú no tienes ningún talento para la danza.

La joven se alejó llorando y tiró sus zapatillas de baile a un cubo de basura en su camino de vuelta a casa.

Los años pasaron y aquella mujer aceptó un trabajo sencillo para poder sobrevivir. Se casó y tuvo dos hijos.

Un día, leyó en el periódico que aquel director que ella conoció años atrás había llegado con su prestigioso ballet para dar una función en su ciudad. Ella acudió entusiasmada y se emocionó al ver la belleza y elegancia con la que se movían las bailarinas. Al finalizar la función, y gracias a que conocía a uno de los empleados que trabajaba en el teatro, pudo acercarse a saludar al director.

- Buenas noches, usted no se acordará de mí, pero hace muchos años vino usted a esta misma ciudad en busca de jóvenes talentos.

- Si, me acuerdo perfectamente - contestó el director.

- Yo quería ser una gran bailarina, pero renuncié a mi sueño porque usted me dijo que no tenía talento.

- Si, eso se lo digo a todos.

- ¡Cómo que se lo dice a todos! Yo renuncié a mi carrera de bailarina porque creí lo que me decía.

- Naturalmente - replicó el director -, la experiencia me dice que al final los que triunfan son los que dan más valor a lo que ellos creen de sí mismos que a lo que otros creen de ellos."

Animate a apropiarte del sentido que desees darle a tu vida, animate a despertar.

Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos la próxima semana. ¡Hasta pronto!


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