Desde que entramos en conexión con este mundo y recibimos su información todo viene como totalidad de aquellos que nos han guiado en nuestros primeros años y lo que nos es transmitido se toma como bases en lo que luego será nuestra estructura. Y aunque quienes hayan sido nuestros guías por llamarlos de alguna manera hayan intentado transmitido “lo mejor” aquí está el punto a dilucidar. Primero, con sinceridad, aquello que era lo mejor para ellos no necesariamente es lo mejor para tí. Y además de eso que te dijeron también vino acompañado de lo que no te dijeron y que se filtró en sus mensajes. ¿Y cómo es eso?.
Justamente en nuestro vasto y misterioso mundo interno además de lo poco que conocemos de nosotros mismos hay un mundo mucho más profundo que desconocemos. Información guardada en “caché” que significa escondida a la cual no hay acceso directo. Sin embargo, por no conocerla o acceder no significa que no influya en lo cotidiano, al contrario, es gran protagonista de muchas de nuestras decisiones. Y por sobre todo, cuando eso guardado ha dejado “marca”, es decir, su origen fue una vivencia traumática de gran movilización emocional, la cual quedó anclada en la profundidad de tu psiquismo. ¿Por qué?. Porque justamente como fue una situación dolorosa el psiquismo “nos protege” escondiéndola por decirlo de alguna manera, debajo de la alfombra. Pero, cuando en tu cotidianeidad te encuentras con situaciones que parecen similares a esa original, reaccionamos como aquella primera vez. De esto surge la conocida frase: “cuando te quemas con leche, ves una vaca y lloras”.
Entonces, lo que sigue es descubrir qué situaciones has vivido ante las cuales te has sentido desvalido, fracasado. A modo de ejemplo, menciono una situación que viví siendo niña y la cual la recuerdo latente, aquí demuestro cómo un hecho de hace tantos años sigue presente en mi memoria por lo que produjo. En el colegio me estaban enseñando a escribir y a mí me costaba escribir determinada palabra o consonante, no recuerdo exactamente qué era. Lo que sí recuerdo era que la maestra me había hecho escribir casi una carilla del cuaderno repitiendo la palabra. Cada vez que la escribía mal me marcaba MAL y me hacía borrarla y volverla a escribir. Recuerdo que la hoja del cuaderno se estaba rompiendo de tanto que me hacía borrar. Ese relato, que es verídico, muestra cómo hechos tan comunes pueden tomarse como marcas imborrables. ¡Imaginate todas aquellas que ni siquiera recuerdas porque fueron muy dolorosas!. Para poder conocer eso que está oculto lo que tienes a mano es tu presente, tus reacciones ante determinadas situaciones. Ese es el primer paso para detectar lo que te genera límite ante lo que deseas.
En realidad, al no lograr lo que deseas se produce esa sensación de frustración, de fracaso porque parece que no es para tí. ¿Quién te dijo que no es para tí?. ¿Qué hechos están inscriptos en tu inconsciente que dicen que no puedes tal o cual cosa?. ¿Qué de todo lo que te indicaron estaba indicado como vedado?.
Otro factor crucial que hace ese surco llamado fracaso es la comparación. Esta cultura fomenta la comparación continuamente, desde las competencias para ver quién obtiene mejores notas, en el deporte, en los empleos para ver quién obtiene el puesto. Parece que todo estuviese afuera. Así como nos dijeron cómo eran las cosas también nos inculcaron que hay que superarse y eso lo marcaron poniendo el foco en compararte con los demás. ¿Es realmente así?. ¡Por supuesto que no! ¡Pero date cuenta que estamos patas para arriba!. Por eso es tan difícil reescribir tu historia porque lo otro está muy incorporado con lo cual será un trayecto a sostener el revertir ese automatismo de estar comparándote con el otro. ¿Y de dónde surge eso?
Surge del simple hecho de que cuando nacemos “sobrevivimos” gracias a que nos cobijan y contienen y esa dependencia queda instalada. Eso a su vez, fomenta esa necesidad de reconocimiento y aceptación del otro, de que estamos haciendo las cosas como nos dijeron, a modo de agradecimiento y “devolución del favor”. Todo eso está muy escondido pero así surge la culpa y la deuda que tanto nos persigue en la vida. ¿Cuántas cosas has hecho en general porque te sentías culpable o en deuda?. ¡La mayor parte de lo que hemos hecho!.
En la carta natal, quien representa esa frustración inicial y ante aquello que nos “marca” como fracaso o un “no es para mí” es Saturno. Un Saturno afligido y fuerte, con muchos aspectos da la sensación de pesadez y de que cuesta. Y a eso se le sumará en qué casa esté, dándole el marco o área en la cual tiene más presencia esa sensación. Otras variables a considerar son: aspecto de Saturno - Marte / Saturno en Casa X./ Saturno en VII y Luna en Capricornio.
En definitiva, todo dependerá de cuánto decides reescribir, si quieres ponerte la etiqueta de fracaso o entender que es una nueva oportunidad de escribir un destino diferente.
Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos la próxima semana. ¡Hasta pronto!.
Carolina Capmany
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