Es frecuente encontrarse con personas “superpoderosas” que hacen 1000 cosas a la vez y aún sabiendo que están al extremo siguen agregándose tareas y responsabilidades. Siempre que surge un tema a resolver reaccionan y se entrometen ofreciéndose para resolverlo. Incapacidad de delegar. ¿Por qué toman esa actitud contradictoria de declarar que no dan a basto y luego, se involucran en algo nuevo?. ¿Qué es lo que hay detrás de esa actitud?.
Todo esa actitud en realidad esconde una serie de sucesos internos que llevan a motivos profundos que ni esas personas conocen. Y cada instancia de ese proceso tiene sus motivos los cuales estarán alimentados según las circunstancias que se generen.
En principio, el hecho de “hacerse cargo” de determinada situación que otra persona podría ocuparse, ya dice algo. Por un lado, esa “ayuda” lo que alimenta es que la persona que tendría que ocuparse de hacer lo que tendría que hacer se descanse y quien hace la tarea del otro, en definitiva, está dedicando tiempo propio para cosas de otra persona. ¿Cuál es el pacto oculto allí?. Ninguno de los dos se dedica tiempo a sí mismo. Quien “salva” o “ayuda” está usando tiempo que podría dedicar a su propio proceso. Y lo que el otro tiene que hacer por más que en ese momento parezca que no puede, es lo que tiene que hacer. Su crecimiento interno lo ganará cuando descubra cómo tiene que hacerlo.
Estos sucesos son más cotidianos de lo que uno imagina, hasta una pequeña e inadvertida situación en el trabajo, con tus amigos, con tu familia. Está “socialmente aceptado” hacer por el otro lo que la persona tendría que hacer por si misma. La conocida frase: “si quieres ayudar a alguien realmente, no le des el pescado, enséñale a pescar”.
Y esa actitud produce efectos colaterales, en quién ha sido quien ayudó poniéndose en un rol de salvador, a luego inconscientemente sentirse usado, que usó su tiempo para otra cosa o porque a quién ayudó no tuvo un gesto de agradecimiento o de reconocimiento. Esa devolución que se recibe del afuera ya directa o indirectamente, produce molestia, entonces de alguna forma surgirá la queja, poniéndose en víctima de la situación.
Eso a su vez alimenta una tercera fase que es el hecho de que la persona puede sentir bronca lo cual derivará tal vez en reclamo o en echar en cara lo hecho. Su personalidad de transformará y tal vez su actitud sea muy diferente a la primera impresión. Con lo cual todo lo acontecido devela algo importantísimo: y es que esa persona hizo lo que hizo en un principio por otros motivos ocultos.
Entre esos motivos ocultos, es posible que esté el hecho de querer ejercer el poder sobre una situación o persona, ya que en definitiva se produce una dependencia de quien es ayudado a quien ayuda, una dependencia emocional y algo que no está muy a la vista: una deuda. Esto es posible detectarlo por la posible culpa (la otra cara de la misma moneda) que puede sentir quien fue ayudado ante el reclamo de quien hizo por él o ella lo que le correspondía hacer. Entonces aquí la cuestión está rebotando en el eje control - descontrol / poder - sometimiento.
El controlar cualquier situación brinda poder y “falsa tranquilidad”, también lo que puede haber en juego es soberbia. Esa actitud de sentirse por encima de y por eso esa persona se tiene que ocupar y te desplaza. ¿Y entonces?.
Si te detectas que tienes esa actitud con bastante frecuencia, el primer paso es detectar ante qué hechos, cuándo y dónde se detona esa actitud, sensación, pensamiento o emoción. Ahí es el punto clave para intervenir y no actuar lo mismo de siempre. El primer paso de todo proceso de cambio es lograr detectar cuándo se activa, sino no hay forma de detenerlo o interrumpirlo. Lo que sumará a esa acción en lo concreto será también trabajar internamente qué alimenta esa actitud tan arraigada, qué miedos, inseguridades mueven a reaccionar de esa forma. En la medida que comiences de desenredar la madeja comenzarás a percibir cambios en tu sentir y en tu entorno.
Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos la próxima semana. ¡Hasta pronto!.
Carolina Capmany
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