Cuando hablamos de empoderarnos estamos considerando el hecho de conectar con la propia fuerza interna que nos mueve a ir por lo que deseamos, esa sensación de atraer a nuestra vida aquello que deseamos. El hecho es que si bien suena muy tentador y alentador, hay muchas veces que no lo encarnamos o si lo hacemos, dura un tiempo y luego volvemos a lo de antes. ¿Por qué sucede eso? ¿Qué más hay que considerar?.
Esa fuerza interna que a veces encarnamos y otras veces no, y cuando lo hacemos es por un tiempo, es la fuerza vital que encontramos en la Naturaleza en donde, por ejemplo, al sembrar una semilla, luego de un tiempo nace una planta. Esa calidez, esa contención de la Madre Tierra que cuida esa semilla de forma tal que permite que crezca y se transforme en planta. Los ciclos que también marcan un ritmo que promueve crecimiento y abundancia. Esa energía que está presente en la Naturaleza y que propicia la vida y la prosperidad. Y a diferencia de nosotros, la Naturaleza no se toma pausas, actúa y punto.
A su vez, también considerar que tiene una contracara y es cuando esa misma fuerza arrasa y destruye, como esos arbustos que se expanden sin límite y lo cubren todo. Esas tormentas que barren con todo, esas manifestaciones que también demuestran que hay desbordes. Y también que es parte de un mismo ciclo de vida-muerte, de construcción-deconstrucción.
Lo descripto anteriormente habita en cada uno de nosotros, sin embargo, como mencioné antes, no está presente de forma consciente y si lo está es de forma discontinuada o deformada. Respecto a lo primero, a la manifestación “sana” de la Naturaleza, lo encontramos en nosotros a través del placer, del disfrute de los cinco sentidos, del hecho de propiciarnos momentos de plenitud. Claro, eso es posible vivirlo cuando hay alta autoestima, valoración propia que sostiene esos escenarios. Y aquí es donde comienzan las interferencias. Esas interferencias que provienen de nuestra mente, de nuestros pensamientos teñidos de culpa, de no merecimiento y otra sarta de cosas que nos alejan de lo simple, de lo bello. Hay tanto ruido mental que lo único que propiciamos es arruinarnos los momentos. Y si logramos un momento de abundancia, de placer, de disfrute, de alguna forma nos las ingeniamos para estropearlo. Y eso se produce ya sea por una actitud propia o por una manifestación externa, proyección de nuestra propia energía.
En cuanto al lado destructivo de esa energía, es cuando más sintonizamos para destruirnos y destruir al de al lado. Aunque parezca increíble, no soportamos lo bueno en nuestra vida, estamos programados para quejarnos y ser auto indulgentes. Entonces, en un mundo de personas que compiten para ver quien es más víctima, mencionar que alguien está disfrutando o gozando es un sacrilegio, quien osa manifestar bienestar se lo tilda de “engreído”, se lo critica automáticamente. Lamentablemente eso está muy instalado a nivel social y familiar. Quién no conoce esa anécdota de la vecina que era criticada porque parecía una “mujer fácil” porque quizás vestía elegantemente y quien lo decía era alguien “de su casa”, es decir, una persona que se había descuidado a sí misma pero que jamás lo había admitido, entonces “crítica”.
En lo mencionado anteriormente, la energía que posibilita la abundancia, el disfrute, el placer de los cinco sentidos es, es el Arcano La Emperatriz en el Tarot. Esa carta engloba la plenitud, la posibilidad de expansión, de disfrute, de abundancia en tanto y en cuanto no se exagere y no haya exceso de límites. A través de esa carta entonces está la posibilidad de conectar con la energía femenina en cada uno, tanto mujer como hombre. La capacidad de seducción y de atracción hacia uno de lo que deseamos en nuestra vida. ¿Qué tal si te empoderas entonces sintonizando con esa energía y atraes aquello que deseas a tu vida?. ¡Muchos éxitos!.
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Carolina Capmany
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