Luego de iniciar el viaje con todas las inseguridades y miedos a cuestas, lo que entonces queda dicho que ya estamos generando acciones en el mundo que hablan de nosotros como adultos responsables. En el momento anterior, estábamos a resguardo de aquellas fuerzas progenitoras. Cuando decidimos iniciar nuestro viaje, nos acompañaba un bagaje de expectativas y subjetividades. Lo que sucede es que luego de cierto tramo del camino es crucial es replantearnos cuánto de lo que traíamos como expectativas realmente es cumplible y si en realidad hay que considerar otras cuestiones que no habían sido consideradas.
En ese proceso de avance, descubriremos que había de nuestra parte puntos de vista y creencias que eran tales. Hay que soportar entonces que hay un enfoque que ajustar y que de nada sirve echar culpas afuera o enojarse porque no nos dijeron cómo eran las cosas en realidad. El ser humano, en general, tiende casi siempre a justificarse y no hacerse cargo. Pero esa actitud no ayuda a madurar y avanzar, no nos permite abrirnos y ser objetivos.
Entonces cuando comenzamos nuestro viaje, proyectamos todo lo que tenemos dentro en ese camino que construimos al andar. Al ir avanzando nos damos cuenta que muchas cosas no son como pensábamos, como nos parecía y el afuera nos muestra otras realidades. En ese momento, no hay que lamentarse por el “dato erróneo” recibido de lo histórico. Hay verdades como hay personas y en todo proceso uno tiene que descubrir no solamente cuál es su deseo, su verdad sino también cuál es la verdad del otro.
¿Y qué sucede cuando lo que uno se encuentra afuera no coincide con lo que esperaba?. Muchas veces se lo suele tildar de “injusto” y sentir que el mundo se vuelve contra uno y aquí la cuestión es dejar de estar sintiendo que uno es centro del universo. Tal vez esas son circunstancias para replantear entonces desde dónde uno inició y que tal vez sí hay que hacer ajustes. Y como dice el dicho “cosecharás tu siembra”, aquí es donde uno tiene que hacerse cargo de lo que generó.
En lo que respecta a Arcanos del Tarot estamos ante la presencia de la carta de La Justicia. Esta carta de lo que habla justamente es de un momento de objetividad, de mirar hacia adentro y de interrogarnos respecto de qué tenemos que ajustar. ¿Cuánto de lo que nos fue dicho y afirmado ahora resulta que no es así?. ¿Cuántas afirmaciones hemos defendido con capa y espada y resulta que estábamos equivocados?. ¿Realmente estamos dispuestos a ceder?.
Lo que invita este Arcano es a un profundo cuestionamiento y a equilibrar, ya que la figura de la carta lleva una balanza. También invita a que uno sea responsable de sus propias acciones. A esta carta se la asocia con el signo de Libra y de lo que habla entonces es de sopesar y considerar lo que el otro externo aporta y que suma y enriquece mi posición. Que no se trata de una lucha de verdades sino de integrar. Este Arcano también representa acuerdos para lo cual hay que escuchar al otro y detectar que aporta que yo no. Eso lleva a su vez a encarnar la humildad y dejar de lado rigideces y la soberbia de creerse por encima del otro.
También se asocia este Arcano con el primer retorno de Saturno, que desde lo astrológico se produce alrededor de los 28 años. Instancia en virtud de la cual lo pasado y lo que la realidad me muestra están en la misma superficie para ser evaluadas e integradas. ¿Has atravesado esa situación?. ¿Has logrado encarnar lo que propone este Arcano?. ¡Muchas gracias!.
Carolina Capmany
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