Qué es el destino, qué asociamos cuando hablamos de destino. Es un concepto que suele inquietar, por una vía queremos conocerlo, por otro lado preferimos no saber de él. Desde su concepto etimológico, Destino tiene dos acepciones: por un lado, por la vía de fijar, sujetar y en su segunda acepción, hacer puntería hacia. ¿De qué dependerá de cuál de los dos significados encarnemos?. Obviamente de nuestra consciencia ante los distintos hechos que se nos presenten en nuestra vida.
El hecho de vérnoslas con él genera una profunda tensión interna. Ante un momento de crisis, tal vez, una crisis existencial, o de mitad de la vida, ante el vacío que sentimos, nos aferramos a lo mismo de siempre, porque es lo que conocemos y pretendemos resolver las cosas haciendo lo mismo que veníamos haciendo. La posibilidad de conocer otras vías de resolución muchas veces aterra, porque habrá que poner el cuerpo y experimentar no conociendo con claridad el camino. Quizás implique cuestionar posturas incuestionables para nosotros en otro momento. O sea, en realidad, cuanto más nos aferramos a lo conocido estamos sintonizando con el primer significado de destino, nos fijamos en un punto y eso nos frena en nuestro avance. En cambio, si comprendemos que hay que aprender una nueva forma de abordar determinada situación en nuestras vidas y nos entregamos a esa nueva experiencia, estamos tomando el segundo significado, es decir, nosotros haciendo la puntería hacia, estamos priorizando el aprender, el crecer, más allá de la circunstancia puntual que estemos atravesando. Es animarse a ver más allá del hecho en sí. Como también suele conocerse, ver el bosque en vez de ver solamente el árbol.
Desde lo astrológico, estamos aquí ante dos cruces de energías, las energías de lo fijo, que representan el apego y las energías de lo fluido, representas con la confianza en lo que viene. Para el primer grupo contamos con los signos fijos (Tauro, Leo, Escorpio y Acuario). Para el segundo grupo, son los signos mutables (Géminis, Virgo, Sagitario y Piscis). Las energías de los signos fijos que en realidad en un buen uso sirven para brindar estabilidad y sostener lo que uno inicia, cuando nos identificamos por demás en el objeto con el cual estamos involucrados, nos apegamos, lo vemos como un fin en vez de un medio para. Ahí es cuando confundimos y usamos mal las energías.
Cuando uno tiene ambiciones materiales, no se trata de no tenerlas sino de comprender qué aprendizaje me representará conseguirlo si lo que deseo no está en mi historia, cuántas resistencias tendré que atravesar y ahí yo estaré haciendo puntería, estableciendo yo un norte, un destino a consciencia. Eso sería sintonizar con las energías de los mutables. Las energías de los signos fijos para brindarme estabilidad en el proceso de concreción de lo que deseo.
Desde los arcanos del Tarot, esta instancia la representa la Rueda de la Fortuna, un Arcano que marca inicio o cierre de ciclos, de procesos, de etapas, de comprender que si uno está atravesando una crisis, es indicio de que algo está concluyendo y a la vez iniciando. Nada es fijo o permanente, creer eso es una fantasía del ego y solamente produce sufrimiento. Es fundamental conocer el ritmo interno de nuestros propios procesos y las crisis que vivenciamos son señales que marcan esos momentos y no hay que minimizarlas o ignorarlas. Hay que verlas como grandes oportunidades de cambios, de crecimiento. ¿Estás ante un cierre de algún proceso en tu vida?. ¿Estás ante un nuevo inicio?.
Carolina Capmany
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