Luego de haber vivido una crisis interior que implicó asumir muertes internas, soltar y dar por cerrado ciclos internos para lo nuevo, nos invade una calma aparente. El momento luego de la batalla, contemplando y reflexionando respecto a lo por hacer.
Cuando se habla de iniciar una nueva etapa en donde supuestamente ahora las componentes de lo que sigue serán elegidos por uno mismo, más presencia y consciencia en nuestros actos. Implica también acomodarse, balancear, equilibrar.
Para poder barajar y dar nuevamente hay que primero acomodar las cartas y generar un escenario equilibrado si no no es posible avanzar. Todavía hay un camino por recorrer y el gran y terrible error es creer que ya está todo resuelto, que la situación está dominada.
Si hubiera que considerar lo atravesado, ahora sería un interesante momento para evaluar qué faltó, qué sobró y qué componentes deseo de ahora en más considerar en lo cotidiano.
En lo que respecta a los Arcanos del Tarot, estoy hablando de la Templanza, la capacidad para equilibrar y armonizar las diferencias. Esas diferencias las cuales en principio se reconocen, se aceptan y se integran para llevarlas a un nivel superior. La tendencia natural es tachar polos, rechazar nuestro lado oscuro, no querido y eso nos desbalancea. Así es como en general vivimos crisis internas por no aceptar la otra parte de nuestra realidad. Una vez atravesada esa instancia lo que sigue es sostener esa armonía y no es algo sencillo.
Atravesar crisis y lograr momentos de armonía no da garantías de sostenerlo en el tiempo. Un común error es creer que el equilibrio es estático, que se queda quieto y aunque suene paradójico es dinámico. Entonces esa templanza es posible si hay una presencia continua de parte nuestra, velando por armonizar las diferencias en todo momento.
Desde lo astrológico, también está simbolizado con balancear nuestro cuatro elementos (aire, tierra, fuego, agua) y ser conscientes que la tendencia natural es buscar equilibrarlos desde lo externo cuando en realidad de lo que se trata es de aprender a encontrar el propio equilibrio interno incorporando lo que falta (previa aceptación) y soltando o bajando el decibel de lo que sobra. Una interesante forma de evaluarlo es analizando cómo nos vinculamos con los demás y de qué forma nuestro temperamento varía en función a los estímulos externos (situaciones y/o personas).
En definitiva, la invitación es a que luego de la crisis que sea que hayas atravesado, haya siempre una consciencia presente y atenta a sostener ese equilibrio de fuerzas dinámicas necesarias para crear la realidad que deseamos en nuestra vida cotidiana. Suele ser un momento muy peligroso porque muchas veces es cuando bajamos la guardia porque “Ya pasó” y es cuando más despiertos hay que estar porque el camino se hace al andar…
Carolina Capmany
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